“Hasta el s. XIX las obras de arte han sido la imagen de alguna cosa que existía o que no existía antes de ser obras de arte, (….) extraían de esa diferencia su razón de ser”
André Malraux.
André Malraux.
Hemos decidido partir de una de las ideas que Malraux presenta en el texto y que nosotros consideramos esencial y que por ello señalamos como título. A partir de ella pensamos que se puede ir más allá, llegando a afirmar que es el Museo quien crea las Obras de Arte ya que, al desposeer a las piezas de su función primigenia e incluirlas en su catálogo, las convierte en Obras de Arte.
Con el museo pues, aparece la Obra de Arte. Concepto que transforma la historia del arte por completo. De hecho, nos podemos atrever a afirmar que es el museo quien crea la Historia del Arte. Porque, si bien desde los inicios ha existido un deseo por conservar objetos, este no respondió siempre a unos valores estéticos ni artísticos[1], sino religiosos, como la adquisición de reliquias en la Edad Media, así como políticos – ideológicos, como es el caso de los tesoros griegos, las galerías de hombres ilustres modernas o los edificios religiosos.
Por tanto, es incontestable que nuestra relación con el arte se ha institucionalizado. Es la Institución la que crea la propia historia, separando las obras del mundo en el cual nacieron, y nos las devuelve, convertidas según un discurso determinado que él establece con la pretensión de mostrar una Historia del Arte, que como dice Malraux, nunca podrá ser completa porque siempre existirán muchas más piezas que las que caben bajo las paredes de estos grandes cementerios desprovistos de alma.
Sin olvidarnos de que ésta, que un día les otorgo identidad, ya fuese como objetos para la devoción, para el sometimiento, para la vanagloria de un rey, retratos para no caer en el olvido,…, tiene las puertas cerradas del Museo.
[1] A los que responden las piezas que un Museo alberga.
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