Yo creo que todavía no es demasiado tarde para construir una utopía que nos permita compartir la tierra.
Gabriel García Márquez

jueves, 12 de marzo de 2009

Porque no estamos solos.....

Declaración de profesores e investigadores universitarios sobre la huelga convocada para el día 12 de marzo por el movimiento estudiantil contrario a la actual reforma universitaria (Plan Bolonia)

Quienes firmamos este escrito, todos profesores e investigadores universitarios, declaramos, en primer lugar, que nos ha decidido a redactarlo y a hacerlo público el espectáculo bochornoso de la respuesta institucional a los estudiantes contrarios a los principios y al modo de implantación de la actual reforma universitaria. No es difícil pronosticar en qué quedará el desigual pulso entre, por un lado, universitarios que piden el aplazamiento de la puesta en marcha de dicha reforma hasta que una verdadera discusión pública haya esclarecido su sentido general y su contenido preciso y, por otro, el poderoso complejo gubernativo-gerencial-mediático responsable de la reforma misma y del diseño y ejecución de la actual campaña de “información” sobre el denominado plan Bolonia.

Pero la sociedad española debe saber que, lejos de tratarse de energúmenos antisistema o desinformados adolescentes, los estudiantes del llamado “movimiento anti-Bolonia” son, en este momento, los únicos miembros de la comunidad universitaria que están teniendo la lucidez, la responsabilidad, el coraje y la generosidad suficientes para defender inflexiblemente, contra su sustitución por una cosa bien distinta, el concepto mismo y las condiciones de existencia de un verdadero sistema de enseñanza superior. Los únicos interesados, al parecer, en la supervivencia y ratificación de una institución que conserve de “Universidad” algo más que el nombre y que permanezca ligada a los ideales de la Ilustración por algo distinto de la propaganda. Lo hacen en un país y en un mundo que se muestra incapaz de entender y respetar una actividad como el estudio, en un país y en un mundo que desprecia la idea misma de una búsqueda desinteresada de la verdad, que ignora, en general, todo lo que una larga tradición llamó teoría, y que apela al “interés de la sociedad” para socavar las bases humanistas y los logros institucionales del concepto político de igualdad.

La sociedad española debe saber que somos muchos los profesores e investigadores que, quizá no tan generosos, quizá no tan valientes, y desde luego mucho menos eficaces que estos estudiantes, suscribimos plenamente sus planteamientos. Es más que probable que sean derrotados en su esfuerzo por conservar el tesoro de independencia científica y de libertad académica que todavía connota la palabra “Universidad”, que el estruendo y los publi-reportajes diseñados para desactivarla distorsionen lo más hondo de la exigencia de estos muchachos: la exigencia de que no desaparezca de su país el lugar y la promesa de una posibilidad de vida seria, regida por el amor al saber y a la realidad. Esa promesa nos encaminó a la Universidad cuando éramos estudiantes: reconocíamos en ella el lugar que guardaba la libertad para la verdad como su esencia más propia, el fin del colegio y los tutores, la oportunidad también para nosotros de convivir, como adultos, con hombres sabios que no tenían otro interés que la investigación de las cosas del mundo, por ellas mismas, por amor del conocimiento.

Por eso, si los estudiantes son derrotados en su defensa de la Universidad pública quisiéramos que se nos considerara derrotados con ellos. Y por esta misma razón, nos sumamos a la llamada que hacen a la comunidad universitaria, y pedimos apoyo a la huelga y manifestación del 12 de marzo en defensa de la Universidad pública.


http://fs-morente.filos.ucm.es/declaracion/inicio.htm

sábado, 27 de septiembre de 2008

Lágrimas por la fallida Revolución del Azafrán


Los monjes han regresado a sus monasterios, los presos políticos siguen en sus celdas y los generales disfrutan impunes del saqueo del país desde sus mansiones. Por un momento, hace ahora un año, los birmanos creyeron que todo podría cambiar y que la dictadura eterna de Rangún podía ser tumbada.
Salieron a la calle, se enfrentaron a la Junta y desafiaron el miedo que les había paralizado durante décadas. La Revolución del Azafrán, sin embargo, estaba condenada a no serlo.
Los primeros días de manifestaciones pasaron desapercibidos para el mundo durante el mes de agosto y gran parte de septiembre de 2007. Unos cuantos monjes protestando contra el mayor y más brutal Ejército del sureste asiático, ¿qué podían hacer?
Pedí un visado en la embajada birmana por si acaso, convencido de que no me lo darían. Pero mientras uno a uno mis colegas eran rechazados en la ventanilla consular birmana en Bangkok, el funcionario de turno me devolvió el pasaporte con un visado de entrada. Tuve que mirarlo varias veces para asegurarme de que no se trataba de un error.
Un taxi aguardaba en la puerta con mi equipaje, sorteamos los interminables atascos de Bangkok y llegué justo a tiempo de coger el último vuelo del día a Rangún. Mientras volaba, los soldados habían iniciado la represión y los primeros cuerpos tiroteados yacían en las calles.
Atrás habían quedado dos décadas de terror, desde que en 1988 la Junta militar había aplastado el anterior intento de liberación de los birmanos con la masacre de cientos de estudiantes, cerrando el país, arruinando su economía y vetando la educación de las nuevas generaciones (las universidades fueron cerradas).
Armados sin nada más que el coraje
No reconocí a la Birmania a la que regresaba. La gente te recibía en las calles entre vítores, insultaba abiertamente a los generales y portaba fotografías de Aung San, el héroe de la independencia nacional y padre de la líder de la oposición Aung San Suu Kyi. Y el miedo, pensé, ¿qué había sido de él?
Armados sin nada más que el coraje, con la paciencia agotada y la sensación de no tener mucho más que perder después de haber sido sumidos en la pobreza por una camarilla de líderes ineptos y corruptos, los birmanos marchaban por las calles, rezaban ante sus pagodas y seguían con fidelidad ciega a sus monjes.
Ellos eran, a sus ojos, la única autoridad moral que podía hacer frente a la fuerza de las armas.
A la mañana siguiente, el 27 de septiembre, escuché desde la habitación del Hotel Traders unos cánticos casi inaudibles. Me asomé a la ventana y vi a un pequeño grupo de manifestantes frente a la Pagoda Sule. Cuando bajé a su encuentro ya eran varias docenas, después cientos y una hora después varios millares.
Se sentaron frente a los soldados y empezaron a cantar lemas budistas, llamadas a la compasión y anhelos de libertad. Se podría haber encontrado un espíritu más agresivo en las gradas de un estadio de fútbol. Y, sin embargo, era así como los birmanos querían cambiar la historia de su país: la suya iba a ser una revolución pacífica o no lo sería.
Varios camiones cargados de soldados atravesaron la avenida de la Pagoda Sule hasta situarse en cabeza de los manifestantes. Se bajaron y sin previo aviso empezaron a disparar. Al principio pensé que los soldados utilizaban gases lacrimógenos y balas de fogueo.
Aún conociendo la brutalidad del régimen, no podía entender que fueran a masacrar a su propia gente de aquella forma. No corrí hasta que vi a los primeros heridos de bala, su pecho ensangrentado y su mirada de incomprensión mientras sus amigos cargaban con ellos, tratando de ponerlos a salvo.
Los manifestantes corrían en todas direcciones. Yo lo hice por el lateral de la derecha, donde se encuentra el Hotel Traders. El fotógrafo japonés Kenji Nagai lo hizo por la izquierda, donde la muchedumbre se atropellaba en su huida y hacía imposible correr suficientemente rápido.
Cayó al suelo, trató de protegerse con su cámara o quizá tomar una última imagen de su verdugo-, el soldado apuntó con su fusil y disparó a bocajarro. Murió al instante.
No había duda: el Ejército estaba dispuesto a bañar las calles de sangre antes que perder el poder. No importaba cuántos inocentes tuviera que matar. 100, 200, 10.000... Nadie sabe cuántos fueron finalmente. No fueron los miles que anunciaban algunos grupos birmanos ni las decenas que admitió el Gobierno.
Probablemente varios cientos. Imposible saberlo porque muchas familias nunca reclamaron los cuerpos de sus hijos por miedo.
'¿No ven que estamos solos?'
Las redadas y ejecuciones se repitieron por toda la ciudad. Seguí marchando con los manifestantes, una masa cada vez menos numerosa de gente que corría, gritaba y se escondía, en escaramuzas que se alargaron toda la tarde. Llevaban pancartas improvisadas en las que insistían en que la suya sería una revolución pacífica.
Cantaban. Lloraban. Las revueltas siguieron algunos días, pero la revolución había muerto en las dos jornadas de cristales rotos del 26 y 27 de septiembre. El miedo se había vuelto a abrir paso en Birmania. Una vez más, a tiros.
"¿Por qué no viene nadie a ayudarnos?", decían los últimos manifestantes, tratando de reavivar su sueño de libertad, conscientes de que se escapaba la oportunidad.
"¿No ven que estamos solos?", preguntaban entre carrera y carrera para salvar la vida. ¿Qué decirles? ¿Que a ninguno de los que podían hacer algo les importaba lo que les ocurriera, ni en Washington ni en Pekín ni en la vecina Bangkok?
¿Qué su Revolución del Azafrán sería pronto olvidada y que la Junta había vuelto a ganar? ¿Qué su revolución había estado destinada, desde el principio, a no serlo?
David Jiménez, único periodista español en Rangún, cuenta lo que vivió hace un año

domingo, 14 de septiembre de 2008

Sueños rotos, como los mios y los tuyos....

En el bulevar de los sueños rotos

vive una dama de poncho rojo,

pelo de plata y carne morena.

Mestiza ardiente de lengua libre,

gata valiente de piel de tigre
con voz de rayo de luna llena.
Por el bulevar de los sueños rotos
pasan de largo los terremotos

y hay un tequila por cada duda.

Cuando Agustín se sienta al piano
Diego Rivera, lápiz en mano,
dibuja a Frida Kahlo desnuda.
Se escapó de cárcel de amor,
de un delirio de alcohol,
de mil noches en vela.
Se dejó el corazón en Madrid
¡quien supiera reír como llora Chavela!
Por el bulevar de los sueños rotos
desconsolados van los devotos
de San Antonio pidiendo besos
Ponme la mano aquí Macorina
rezan tus fieles por las cantinas,
Paloma Negra de los excesos.
Por el bulevar de los sueños rotos
moja una lágrima antiguas fotos
y una canción se burla del miedo.
Por el boulevar de los sueños rotos…

miércoles, 2 de julio de 2008

Indiana....

-Agua no, gracias. Los peces hacen el amor en el agua
-Improviso mientras avanzo.
-¡Te he dicho, que no me llames Junior!
-Y entonces recordé lo que dijo Carlomagno: "Que mis ejércitos sean las rocas y los árboles y los pájaros del cielo".
-Olviden toda idea acerca de ciudades perdidas, viajes exóticos y agujerear el mundo. No hay mapas que lleven a tesoros ocultos y nunca hay una X que marque el lugar.
-¿Si?-Ya era hora. ¿Pensaban tenernos esperando en la puerta todo el día? Estamos empapados (estornudo). ¿Lo ve? Ya me he acatarrado. -¡¿Le están esperando?!-No me hable en ese tono, buen hombre. Vaya a decirle al Barón Brunwell que Lord Clarence Mcdonald y su encantadora ayudante, han venido a ver los tapices.-¿Tapices?-Vaya por Dios, que torpe es. Esto es un castillo, ¿no? ¿No hay tapices?-Esto es un castillo, y tenemos muchísimos tapices. Pero si usted es un Lord escocés, yo soy el ratón Mickey.-¿Como se atreve?
-¿Por qué busca el Cáliz de Cristo? ¿Por la gracia de Dios? ¿O por la suya?
-¿Doctor Jones? -¿Si?-Sabia que era usted. Tiene los ojos de su padre.-Y las orejas de mi madre. El resto es todo suyo.
-¿Llamas a esto arqueologia?
-La busqueda del Grial no es arqueologia. Es la lucha contra el mal. Si cae en manos de los nazis, los ejercitos de la oscuridad marcharán sobre la faz de la tierra.
-¿No hay nadie que hable mi idioma? ¿Ni siquiera griego clásico?

jueves, 8 de mayo de 2008

Miles de jóvenes se manifiestan en pleno centro contra el Plan Bolonia

EN CONTRA DE UNA UNIVERSIDAD ALEJADA DEL CONOCIMIENTO
  • Denuncian que el Plan se acerca a las empresas y se aleja de la educación
MADRID.- Miles de jóvenes se han manifestado por el centro de Madrid en protesta por el Plan de Bolonia de reforma de los estudios universitarios para adaptarse al Espacio Europeo de Educación Superior, convocados por la Asamblea de Estudiantes contra Bolonia.

El recorrido, seguido por 2.000 personas, según la Policía, y 16.000, según los convocantes, ha finalizado frente a la sede del Ministerio de Educación, a pesar de que las competencias de Universidad dependen del nuevo Ministerio de Ciencia e Innovación.

Para los estudiantes, la salida de la universidad del Ministerio de Educación "es una clara evidencia de que la universidad queda desligada del conocimiento", tiene que estar próxima al mundo laboral pero no tanto como desde el nuevo ministerio, se trata de un acercamiento hacia las empresas y hacia los nuevos criterios económicos y un alejamiento del valor de la educación, explicó a los periodistas un portavoz que pidió el anonimato.

"Queremos becas no hipotecas. Educar esclavos no", "Robot sumiso no" y "En defensa de la libertad" eran algunos de los textos de las pancartas que llevaban los manifestantes que hicieron el recorrido en un ambiente festivo acompañados continuamente por la lluvia, en hora y media.

Ignacio Martín, portavoz de la Asamblea de Estudiantes contra Bolonia, ha destacado que el objetivo de esta protesta es rechazar esta reforma universitaria que se ha hecho sin el consenso y sin el diálogo necesario para hacer una reforma universitaria.

La reforma tiene "bastantes puntos negativos", como el nuevo sistema de becas que "se convierten en hipotecas encubiertas", o las nuevas titulaciones de grado y posgrado que "minusvaloran las carreras actuales", y además la necesidad de hacer un posgrado para concurrir a profesiones a las que hoy se accede mediante la licenciatura, como abogados o profesores de secundaria, ha añadido.

Los estudiantes también rechazan la subida de tasas, "superior al incremento del IPC en el caso de Madrid", y el papel de la gran empresa privada en la universidad pública, que hace que pierda autonomía.

Entre las reivindicaciones de la Asamblea de Estudiantes contra Bolonia están la paralización efectiva e inmediata del proceso de construcción del EEES y apertura de un debate público, la derogación de la LOU, remuneración de las prácticas y la devolución de las competencias de la Universidad al Ministerio de Educación.

domingo, 27 de abril de 2008

¿Como saber reconocer si todo acabo?

sábado, 26 de abril de 2008

¡Ayer recorde aquel lugar....


....Y nose si tengo algo pendiente en el!